Fuera de casa de la tia Cuqui, hace un fr í o invernal que congela hasta las palabras. El term ó metro marca algunos grados bajo cero en Biescas, y el viento sopla con una fuerza cortante. El dios Eolo ha expulsado todos sus í mpetus mal é volos y silba por las calles amenazando la integridad de tejados, á rboles y personas. Pero … no importa que en el exterior aun quede nieve helada a causa de un temporal que va para largo, que las cumbres de los alrededores est é n bien hermosas y se traduzcan en un paisaje cargado de poes í a. En invierno y en verano, mi pueblo es el para í so. Si estoy aqu í se debe que la tita ha hecho una escapada a Zaragoza para tomarse unos diez d í as de asueto junto a mi Jimena, siempre preocupada de que no le falte nada, que se quieren mucho. A mi me ha hecho verdadera ilusi ó n el intercambio entre ella y yo, porque la pobreta llevaba al menos cinco a ñ os sin ver a la Virgen del Pilar, que eso no esta bien para ninguna arago...
Se puede soñar a través de un viaje abierto por los espacios infinitos de la libertad, la cultura y el diálogo