Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2018

A MI MANERA / ¡OH, MEMORIA, A TI TE INVOCO!

¡Oh, memoria, a ti te invoco! ¿Por qué me has abandonado? Eres una asesina y a la vez traidora. No me acuerdo para qué tengo la cabeza, si para añadir unos escasos centímetros a mi altura esquelética o para romper ladrillos. Y yo que de pequeño confiaba en este capullo en que me he convertido… Es que no me puedo fiar ni de mí mismo. Y tu, Pepito Grillo, no te rías, que lo que me ocurre no tiene gracia, que ya llevo tiempo machacándome la sesera, y estoy que no me soporto. Y cállate de una vez, maldito saltamontes, o te pongo una grilla como compañera, para que te distraigas y te olvides un poco de mi existencia. Y si no, pícame en la masa sensorial a ver si se reaviva mi pasión por la curiosidad. Siempre me ha gustado saber el porqué de las cosas y en tratar de explicar lo que no he entendido del todo, pero que ahí estoy, dando vuelta tras vuelta como si fuera una noria. ¿Una respuesta para todo? En cierta ocasión y de muy corta edad, mi tío José, de Toulouse, me llevó   en Z

EL CANDIL / LOS CUATRO ELEMENTOS FEROCES

Hay veces en las que reconozco ser un poco burro, que me encorajino de tal manera, que no me entiendo ni a mí mismo, que discuto con mi propio yo, y eso que no me gusta que me lleven la contraria ¿Verdad señores Trump, Puigdemont,  Kim Jong-un y Putín ? Pero qué van ustedes a saber de este plumilla insignificante que no entiende cómo hay millones de personas que mueren de hambre en el mundo mientras se gastan cifras astronómicas multibillonarias, en hacer la guerra y no el amor, y que presumen para amedrentarse mutuamente a ver quien es el más fuerte, quien mete más miedo a quien en este mundo globalizado más para lo malo que para lo bueno. ¿Qué es lo que pinta don Carles, es decir el “mago de Bruselas” junto a este trio de oro tan rebajado a los criterios infernales de la tierra en los que se juntan activamente el siempre temible dios del trueno Thor que tantas y desordenadas tormentas provoca, el pugilista invasor ruso y “metementodo” que provoca grandes escozores cuando lanza s

HORA BRUJA / SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS

El invierno es suave y el sol de media tarde luce en la plaza parisina de Montmartre. Los veladores exteriores están dispuestos pero no muy ocupados, a la espera de la puesta del sol, y allí que me presento con mis pantalones de pana, un tres cuartos a juego y una gorra a estilo apache. Tengo unas pintas como para danzar en la pista central de un cafetín y dar la nota. Pero ya llegará la noche y bajarán las temperaturas y entonces pasaré al interior del Café Casablanca, sí, igualito que el de la película testigo del amor entre Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. De momento me conformo con tomar asiento fuera, en la soledad y al lado de la puerta de entrada. Trato de encender un pitillo y una ráfaga de suave viento con ritmo de vals bailado por una vampiresa, me lo impide. Sonrío, y ella sin embargo, me   mira de reojo, digamos que con un gesto de indiferencia. Por fin la dama alta, rubia y calada con una llamativa boina que realza una parte de su rubia cabellera, toma asiento. Mi vist

HORA BRUJA / DON QUIJOTE Y SANCHO EN LA INSULA BARATARIA

“La libertad, amigo Sancho, es uno de los dones más preciosos que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre. Por la libertad así́ como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venirle a los seres racionales e irracionales. Vayamos a salvar a la humanidad”. Paseando por el entorno de Alcalá de Ebro, en la provincia de Zaragoza, visualicé a mi manera sus paisajes fluviales y rústicos e imaginé esta conversación apócrifa entre don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza. Tan verídicamente sentí todo, que a la sombra de un árbol no muy grande me senté recostado al pie del mismo, bajé el ala del sombrero y comencé una meditación a mi manera, no muy pía, pero sí cargada de buenas intenciones. Oiga usted, que en el fondo no soy malo A pocos metros de mí estaban atados un caballo famélico, que creo que por el parecido se   llamaba Roncinante, y u