Mi mano tiembla cargada de miedo, pero estoy dispuesto a manejarla con fuerza. ¡La que nos ha llegado con vientos de barras y estrellas! Así lo quiero expresar a través de esta mi ventana, diría que un tanto indiscreta. Atrás han quedado ocho años muy especiales de puertas abiertas a base de sonrisas y de coexistencia pacífica. Ha bastado un solo día para que los derechos humanos y la sociedad del bienestar hayan quedado acabados al otro lado del Océano. Así, como suena, machacados a golpe de un “lo digo yo”, que nadie en el mundo civilizado esperaba. Adiós a una Sanidad más humana con previsiones de mayores avances, adiós al tratado de comercio con los países del Pacífico, adiós… Que eso de América para los americanos, adiós hasta que podamos decir: “Adiós, señor Trump”. ¿He dicho señor? Parece que sí, no se vaya a enfadar y le de por apretar el botón nuclear. MANUEL ESPAÑOL
Se puede soñar a través de un viaje abierto por los espacios infinitos de la libertad, la cultura y el diálogo