Mi corazón ha dado varios vuelcos estos últimos días, pero mis ansias de pelea siguen adelante. No puede ser de otra manera, soy aragonés. De la alegría y buen humor a la tristeza casi extrema, son escalas que se han sucedido una tras otra. Ahora atravieso una laguna de profunda tristeza, me dan mucha pena los vaivenes políticos, no tolero esas promesas electorales entre las que proliferan los insultos y la ausencia plena de elegancia. No me gusta ninguno de los actuales partidos. ¿Habrá formaciones que hagan real eso de que la distancia entre dicho y hecho sea nula? Y no cito nombres propios por estar en plena campaña electoral. Eso sí, respeto a la gente honesta y valiente y a aquellos que siguen la máxima de “Respeta y serás respetado”. Perdón, que nadie piense que quiero hacer tabla rasa, también sigue habiendo personas admirables ante las que descubrirse sin máscara alguna, por su valentía, por decir la verdad mirando cara a cara y sin oc...
Se puede soñar a través de un viaje abierto por los espacios infinitos de la libertad, la cultura y el diálogo