No sé en qué pienso ni hacia dónde se
dirigen mis pensamientos, que buenos o con reglones torcidos, no hacen más que
dar vueltas sobre mi mismo. Acabaré mareado. Es de noche, y a la vez que no
entiendo nada, miro hacia las estrellas, hacia esa luna llena que me ciega rápida
y mareante. Estoy solo en casa de mi tía Cuqui en el pueblo, que se halla de
viaje por Zaragoza junto a Jimena y me ha dejado al cuidado de sus perros Sultán y Capullo, sus dos caballos trotones
(Cancionero y Polo), las gallinas, el gallo, las vacas lecheras la cabra y el
cabrito: Vamos, que estoy hecho todo un
hombre rural del Pirineo que no entiende nada, y que de vez en cuando sabe
reírse de sí mismo.
Ya estamos a punto de las elecciones
generales y no sé a quien votar, que
todos ofrecen el oro y el moro en un país de fábula, y un servidor de Cristo y
ustedes, va pausando sus malas y buenas intenciones. Entre abril y primeros de
diciembre del presente 2019 debemos elegir y designar a los candidatos que
dirigirán política y económicamente, este país todavía llamado España. ¡Que
Dios les coja confesados y a nosotros, pueblo, nos eche una manita cargada de esa
generosidad tan predicada por aquellos que se dicen transmisores de la voluntad
divina! Ya, ¿se lo creen ustedes?. No tengo ganas ni quiero faltar a nadie,
porque respeto a todo el mundo, siempre que todo el mundo me respete a mi, que
si no…. Subo al ático, en el que Cuqui guarda sus secretos, mientras Sultán y
Capullo me acompaña con alegres movimientos de rabo, y no sé de quien se reirán
ambos dos. Cierro la puerta, abro la
ventana que da a una vía que hace ángulo con la calle Mayor. Les digo a mis
asesores de cuatro patas, que ante mi falta de inspiración me ayuden en mis no
muy profundas meditaciones. Se ponen a ladrar como si del Dúo Dinámico se
tratase, y a dar vueltas por el cuarto que más bien parece un trastero. Los
animalitos son obedientes y me entienden muy bien. “Venga, vamos a ser más
responsables, así que si os sentáis y estáis bien calladitos, y tan solo cuando
notéis algún movimiento extraño seréis los encargados y dar la señal de
alarma”. ¿Pero seré bobo hablando con dos cuadrúpedos como si me entendieran?
Si me viesen en estos instantes Jimena y Cuqui, seguro que se partirían de risa
o dirían que estoy como las cabras del corral de abajo.
Sea como sea, me da igual. El caso es
que, a pesar del silencio en la noche,
de repente éste se rompe y suena “La Internacional” a través de una mala interpretación de una
banda de cornetas. Como es la única banda del pueblo, a continuación suena el
“Cara al Sol” a su manera, y hasta
“Suspiros de España”. Así que a filmar y a grabar. Lástima que lo de la cámara
y lo de todos estos artilugios del diablo y demás ángeles negros, me gastan una
mala jugada y como si no hubiera grabado nada…
A mi mismo me grito con fuerza lo de “Capullo”, y el perro llamado así
me mira con miedo y se mete por debajo de la mesa de camilla.
Cuando el susto se ha pasado, escucho una
voz de la calle que a grito pelado me avisa: “Gabino, ahora va a desfilar por
debajo de tu ventana la banda de “Unidas Podemos”, dirigida por “El Catedrales”.
“¿Quieeennnnnn?”- Perdón he querido decir que Pablo Iglesias disfrazado como
“Perico Caradura”. Es cuando suena con
fuerza “El cóndor pasa”
Clavado, clavado estaba en su parecido
Caradura al “Catedrales”, perdón, que he querido decir Pablo Iglesias. Que Su
Señoría no me lo tenga en cuenta. Dígame que no y le invitaré a una botella de
ron con miel, como si estuviéramos en las Islas Canarias
Y a todos ustedes, que sean felices.
MANUEL ESPAÑOL
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