No sé exactamente lo que me pasa, pero
hay días en los que me daría de bofetadas. Hoy es uno de ellos. A estas horas
previas al sueño, antes de entregarme a los brazos de Morfeo, me he mirado en
ese espejo antipático que hay frente a mi, y con la sola iluminación de la luz
de mi candil me he llevado un susto que no sabría definir con calificativos que
casi diría siento que son irreproducibles. Con mi espejo he mantenido las más
destartaladas y a veces insultantes conversaciones. Ahora le estoy mirando y le
odio hasta que siento enrojecer los ojos. Evidentemente parezco una montaña
rusa con mis estados de ánimo cambiantes. Puedo estar en lo alto y sentirme el hombre más feliz del
mundo, y en un descenso ultrarrápido hundirme en lo más bajo, allá tirado contigo,
artilugio repugnante. Pero esto se acabó y quiero levantarme para alcanzar las
cimas de la ilusión. Es por eso que te voy a hacer añicos y con toda la fuerza
que soy capaz, te enviaré a las cloacas más profundas para que te encuentres
hundido en la mierda. Pero aun con todo vayan por delante mis deseos de buenas
noches.
Espero que mi próximos espejo no refleje
más que sonrisas.
MANUEL
ESPAÑOL
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