¡Oh, memoria, a ti te invoco! ¿Por qué me has abandonado? Eres una asesina y a la vez traidora. No me acuerdo para qué tengo la cabeza, si para añadir unos escasos centímetros a mi altura esquelética o para romper ladrillos. Y yo que de pequeño confiaba en este capullo en que me he convertido… Es que no me puedo fiar ni de mí mismo. Y tu, Pepito Grillo, no te rías, que lo que me ocurre no tiene gracia, que ya llevo tiempo machacándome la sesera, y estoy que no me soporto. Y cállate de una vez, maldito saltamontes, o te pongo una grilla como compañera, para que te distraigas y te olvides un poco de mi existencia. Y si no, pícame en la masa sensorial a ver si se reaviva mi pasión por la curiosidad. Siempre me ha gustado saber el porqué de las cosas y en tratar de explicar lo que no he entendido del todo, pero que ahí estoy, dando vuelta tras vuelta como si fuera una noria. ¿Una respuesta para todo? En cierta ocasión y de muy corta edad, mi tío José, de Toulouse, me llevó ...
Se puede soñar a través de un viaje abierto por los espacios infinitos de la libertad, la cultura y el diálogo