Parece que fue ayer, pero van pasando los días, las semanas, y el sentimiento de recuerdo hacia un viejo amigo que nos ha dejado sigue en lo más hondo de mi ser. Dos días después del fallecimiento de Ramón, escribí estas líneas desesperadas. Hoy más recompuesto desde aquel momento tengo la osadía de publicar algo que ha salido de mi intimidad, porque no sé si equivocado o no, hay que compartir lo bueno y lo malo. Que ya volverán los momentos buenos, si bien las huellas de la amistad nunca serán borradas, porque son muy profundas.
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Mi
brújula loca no obedece
El
sentido de la razón no lo encuentro
El
cerebro no se para que existe
si no
activa el interior de mi ser
Así tampoco puede hablar el corazón.
Un
amasijo de ideas inconexas
da paso a
las emociones.
La vida
es un carrusel que sube y baja,
del que
escapan gritos desesperados.
¿Es ese el ultimo recurso?
¿Como llega la calma?
Me da
miedo.
Piensa en
el mundo en que vives.
Piensa en
la Justicia.
¿Existe?
¿Para quien?
Las ideas tampoco están
claras
Son el estado del ser
Si el ser esta confuso
uno se siente caído.
Un potente electrodo
agita mi corazón.
No hay que dejarse vencer
Hay que levantar
y agitarte con rabia
Tras el hoy desesperado
vendrá
el mañana
La vida continuará,
pero es tan áspera...
¿A donde vas brújula
loca
que no te paras?
Quédate
en el norte,
que así
sabré
donde esta el sur,
y el este, y el oeste...
Llueve tras los cristales...
¿Total, para que?
MANUEL ESPAÑOL
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