Caen las hojas otoñales y arrastran consigo las del calendario. Siento saudade, que el tiempo pasa y no lo puedo evitar. ¿Demasiado volver la vista atrás? No sé si lo que quiero es poner mis manos sobre los ojos y a la vez pretendo no ver. Me dijeron una vez y me lo repitieron muchas más, que recordar es vivir. Son tiempos pasados, y lo que importa es el presente y el tiempo futuro. ¿Sí o no? El caso es que siempre tengo mis dudas y por momentos se acrecientan. ¿Qué queda de aquel niño que jugaba a orillas del Huerva y que con los anzuelos de las pescaderías se hacía una caña de pescar y que todo lo más que sacaba no eran peces sino alguna bota vieja y sin suela? ¿Qué queda de ese niño que creció en Biescas y que soñaba maldades y bondades, todas a un tiempo?, ¿de ese jovenzuelo que miraba embobado a las buenas mozas del lugar? Sonrío y me doy cuenta de que el tiempo pasa de manera firme a pesar de mis indecisiones. No las puedo evitar. Vuelvo a percibir toda una sensación, posi...
Se puede soñar a través de un viaje abierto por los espacios infinitos de la libertad, la cultura y el diálogo