Chicos y mayores bailan las canciones de LA RONDA DE BOLTAÑA (Foto: M.E.) |
Todavía mantengo en lo más profundo de mi
corazón, los destellos con los que iluminó LA RONDA DE BOLTAÑA en la jornada de clausura del veinticinco
aniversario de la Feria de Otoño en Biescas. Con tan solo recordar, los vellos
se me ponen de punta. Sus mensajes fueron de tal calado de paz y de amor, que
en un tiempo como el de ahora en el que se lanzan dardos envenenados de
incomprensión y rabia, ellos, con sus canciones y dedicatorias crearon una
atmósfera de paz y de sentimientos, que bien los quisiera para nuestros
políticos. Dijeron y convencieron con palabras y música, de que ya es hora de
decir adiós a los odios absurdos, a los
desprecios que abren simas entre pueblos hermanos.
Hacía tan solo unos pocos días habían
estado estos recios montañeses actuando en la Casa de Aragón de Barcelona. “Y
allí todo fueron buenas vibraciones –dijo Manuel- con unas gentes nobles que
manifestaron pasar por momentos cargados de tristeza, que aseguraban amar tanto
a Cataluña como a Aragón, que la situación en que viven les llena de una
incertidumbre”. Se refería a esa inmigración interior que no deja de provocar
un sentimiento en el que la brújula de cada uno se mueve descontroladamente.
Los aplausos fueron de una intensidad muy especial y cargada de los más buenos
sentires por parte de un público que abarrotaba la gran carpa establecida a
orillas del Gállego.
Llegaron las canciones tradicionales y
nuevas de su repertorio, ante unos espectadores muy entregados en perfecta
simbiosis con “La Ronda”, una “Ronda” que también cumple estos días el 25
aniversario de su fundación. Ese domingo 22 de octubre de 2017 era también la
consumación de un cariño muy especial entre Biescas y “La Ronda de Boltaña”.
Tanto es así, que una Feria de Otoño como esta, no se concibe sin este grupo
que enamora allá donde va.
El abanico de edades por parte de los
asistentes era el más abierto que he visto nunca, desde nonagenarios con ganas
de bailar (¡ya lo creo que bailaron!) y niños de muy corta edad que no paraban
de danzar. Y baila que te baila, hubo alegría, nostalgia
y hasta sentimientos tristes entre ciudadanos y mal llamados súbditos que ven
cómo se abren zanjas profundas, que no se sabe cómo se han de cerrar sin herir
a nadie. ¿Hay libertad?, ¿finalmente veremos una tierra en la que ponga
“Libertad”, como decía José Antonio Labordeta? Me gusta ver la botella medio
llena, por supuesto antes que medio vacía. Por eso, mientras en el mundo haya
banderas enfrentadas, una tierra con libertad es lo más hermoso que podemos
desear. Vayamos a por ello, que si bien
para atar bien todos los conceptos, añadiría el deseo de PAZ, que sin paz nadie
puede ser libre. ¿Se ha enterado Mr. Donald Trump?
No importa el color de las banderas, que
de acuerdo con el concepto propio de estos montañeses, algunos nacidos ahí, y
otros llegados como mochileros a estas tierras rodeadas de hermosas montañas, ahí se quedaron en ese paraíso al que
defienden, en el que ven crecer a sus hijos y no quieren renunciar.
Soy y me siento pelaire a ultranza, pero
también muy aragonés, y español, y ciudadano de una Europa unida y sin
nacionalismos guerreros. Tampoco me gustan las fronteras que dividen, ni las
banderas que separan. “El día que creamos no sirven para unir, dejaremos de
cantar”, decía Manuel Domínguez. De esta manera provocó el otro de los más
imponentes aplausos de la tarde-noche. Y por supuesto, se cantó en homenaje al
maestro, “que siempre ha sido nuestra referencia conductora”, ese himno tan
querido como es el Canto a la Libertad, con un público enfervorizado.
Amor a la tierra chica, amor a la
humanidad, son los conceptos básicos que encierra LA RONDA DE BOLTAÑA. Así, que
canten durante otros 25 años más, que emocionen y que nos hagan sentir su
poesía y su música. ¡Qué hermoso colofón para una Feria de Otoño Biescas, que
ha sido modélica y que se supera de año en año!
MANUEL ESPAÑOL
Comentarios
Publicar un comentario