Acabo de enterarme de que Javier Oliver
Villuendas se ha convertido por unos instantes en el hombre más alto del mundo.
Ahora con desfase de reloj, pero pletórico de sentimientos, estoy en condiciones
de gritar a dúo con él, eso de “¡Biescas es vida!”. Los vellos del cuerpo se me
han quedado erizados y todavía me encuentro bajo los efectos de la emoción. Has
cumplido la ilusión de tu vida, completar los 8.848 metros de altitud después
de superar el glaciar Kumbu, el Lhotse, el temible espolón de Hillary, la
verticalidad hecha en hielo. Y al final…. La gloria. Eres un lujo de amigo que
has acariciado el cielo, después de que miles de aragoneses y valencianos
hayamos estado soplando de abajo a arriba para que te sentases en el trono de
las ilusiones nuestras. Para ti son nuestros Buenos Aires queridos.
Anda, machote, que te has ganado las
albóndigas que tenía preparaditas tu madre para ti, unas albóndigas muy
especiales, vamos, de esas que devoras Que
todos sabemos habrás perdido unos cuantos kilos, justo los que a mi me sobran,
que estoy pasado de carnes y quesos. Hay que recuperar, Javier. Pero también es verdad y seguro que
si te pidiese consejo me dirías que hiciese como tu, que el plan daría buenos
resultados. No lo dudo. Pero a base de grandes esfuerzos, como mucho estoy para
subir a la Caseta de las Brujas o a la ermita Santa Elena, recreándome en
paisajes que para mi son los más bellos de este orbe.
No veas lo que nos hemos acordado estos
días de ti: este pobre chico lo que estará sufriendo, ese mal de altura que te
deja de un mal cuerpo…, ese estómago que
a veces no se porta como sería de desear, esas gastroenteritis que te acechan.
Imagino a tu señora mamá rezando a todos los santos, los habidos y por haber,
al mismo tiempo que protestaba “por este hijo mío que tanto nos hace sufrir.
¿Por qué le ha dado por una montaña tan
grande si en Biescas también las tiene bien bonitas? Ay qué poca cabeza”. Que
tu madre es sabia y tu señor padre también es un montañero veterano que tanto
sabe. ¡Cuántas excursiones he realizado con ellos y cuánto me han enseñado!
Pues el hijo, no te digo nada. Eres el alumno perfecto que a don Rafael Oliver
Ypiens has superado, diría que con creces. Y él tan orgulloso de su hijo, como
nosotros. Y aunque alguna vez te hayan dicho eso de mala cabeza, supongo que
habrás respondido que “los destalentados o locos no llegan a la cima, que solo
lo consiguen los bien equilibrados psíquicamente”. Hace falta talento y
valentía, y tu bien que lo has demostrado.
Han sido dos meses los que has estado
alejado de casa, pero el apoyo recibido bien que compensa esa lejanía. Tu
mujer, Carmen González-Meneses y tu hermana Eva, montañeras excepcionales, bien
que te han acompañado hasta el Campo Base. En un paso desafortunado, Eva se
rompió una pierna, tuvo que ser evacuada y aún llegó a decir que repetiría la
experiencia. Dale sabios consejos, tu que tan bien conoces la lección aprendida
estos días atrás. Tus hijos Rafael y Javier, bien tuvieron que quedarse en casa nerviosos a la espera de noticias.
Eres su héroe y les entiendo perfectamente.
Bueno, ya estás abajo y pronto recibirás los
besos y abrazos de los tuyos. Has cumplido
con la ilusión de tu vida. Afortunado eres que lo puedes contar. Por mi
parte y por la de todos los pelaires que te hemos seguido en la aventura, no
hace falta que te diga que el mejor montañero es aquel que está preparado para
sufrir, que cumple sus objetivos y que regresa vivo. Pero especialmente el que
regresa a salvo al Campo Base. Lo has conseguido todo.
Un gran abrazo para ti y para esa familia
tan fantástica que tienes. Una pregunta: ¿vas a seguir o piensas comenzar a
echar él freno ochomilista?
Que te sienten bien las albóndigas
valencianas y las barbacoas de Biescas.
¡Que los cohetes comiencen a explotar en
el cielo de Valencia.
MANUEL ESPAÑOL
están preparadps ya esos cohetes... Qué bonito, Manuel
ResponderEliminarTenía un sueño, puse empeño, me ayudásteis a realizarlo y lo conseguí, lo conseguimos, pues somos un equipo. Apunté a lo más alto, pues la gravedad suele hacer correcciones, pero no hubo corrección, pues a lo más alto llegué, llegamos. Y, como no hay nada más alto, aquí me planto... Muchas gracias por tus palabras, Manuel, "Manolito" Español.
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