Hoy está mi candil, que arde de la forma
más potente que haya sentido nunca, Su sola luz en la noche, brilla con una
intensidad tal, que no necesito de la luz eléctrica para explayarme con
claridad y sin rodeos explicando mi sentir. Lo digo sin intención de ofender,
aunque de una manera un poco exagerada. Sucede que estoy con una rabia
acumulada, que me tiro de los pocos pelos que me quedan en el cuero cabelludo.
Sí, señor Donald Trump, va por usted, que parece actuar como si procediera del
Salvaje Oeste, de donde pacen las hienas antes de lanzar sus ataques, como si
del amo feudal del mundo se tratase. No se lo crea, que usted no es el rey
absoluto y su palabra no es la ley, por lo menos lo que yo entiendo como el
defensor que apoya los derechos humanos. Como europeo y como español me siento
muy ofendido. A las barreras que ha puesto a lo largo de la frontera con
México, añade usted las mentales de un falso ordeno y mando, de tal manera que
a Estados Unidos, con tantas raíces hispanas, no deja entrar a un ex miembro de
nuestro Gobierno, que no sé hacia donde mira (que quede claro que al Gobierno
hispano me refiero). Usted o los servicios que se rigen por sus normas
dictatoriales, le han puesto freno a una persona ilustre y muy bien considerada
en Europa. Por si no lo entiende, me refiero a Javier Solana, uno de los
artífices de la España democrática en la que estuvo al frente de varios
ministerios, europeísta vocacionalmente convencido que dirigió la diplomacia de
la UE durante años. Su “delito” es el de haber viajado Irán, incluido en la lista negra de países
terroristas elaborada por la Administración Trump, formar parte de la Comisión Negociadora de ese
pacto antinuclear que firmó su antecesor Obama conjuntamente, entre otros, con el presidente iraní. Solana, muy educado
y gran diplomático, no ha querido darle excesiva importancia al asunto y ha
manifestado estar a la espera de que le concedan un visado. Piense, Mr. Trump,
medite que el suyo y el mío son dos países amigos. No cree usted malas imágenes
ni recelos. Le estaremos muy agradecidos. Se lo dice a usted una persona con
buena fe, que no se esconde para mirar a los ojos.
MANUEL ESPAÑOL
Comentarios
Publicar un comentario