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MICRORRELATO / VIAJE HACIA LAS ESTRELLAS



Acuso un hormigueo total en el latir de mi corazón. No sé donde me encuentro, pero empiezo a mirar hacia las estrellas. Allá arriba parece que vislumbro un mundo que quisiera fuera real, pero mi mente un tanto extraña no sabe por donde dirigir mis pasos. No sé si estoy montando en un caballo alado o en un cohete espacial de la NASA con destino a no sé donde. Empiezo a sonreír  y pongo cara de un sentir extraño. He comenzado a viajar hacia las estrellas. ¿Qué estrellas? No lo sé ni lo quiero saber. Comienzo a escuchar la “Sinfonía número 40” de  Mozart y con el más maravilloso mago  austriaco de una música que nadie es capaz de componer sino él, se convierte en el timonel de mi imaginación, me dejo llevar, floto en el ambiente marcado por la ilusión de quien se siente el privilegiado de una realidad hecha a mi medida. Mi corazón continúa latiendo existencialmente, y grito o canto, que no lo sé bien. De repente observo un resplandor que llega a lo más profundo de mis retinas. Junto a Mozart aparece su conciudadano Von Karajan, y tras ellos una gran orquesta sinfónica. Delante de todos ellos no puedo dar crédito a lo que veo: la representación de Dante Alhigieri. Intento llegar hasta ellos y cada vez la distancia me parece mayor, pero mis ilusiones no se resignan y crecen. Me siento inmensamente feliz junto a la presencia de los más grandes de la literatura y de la música.
Sonrío en mi recorrido, y me siento en un mundo celestial salpicado por la magia mayormente sensible, esa magia que acaricia y te ensancha el corazón. No estoy seguro de hallarme en el cohete de la NASA o en el caballo con formas aladas. Simplemente, estoy. Es igual, ¡qué cantidad de sorpresas que me aguardan en este mundo tan extraño como hermoso!

MANUEL ESPAÑOL

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