No lo
dudes. La vida puede llegar a ser el resultado de tu imaginación. ¿Quieres ser feliz? Imagina,
imagina...que aunque sea por unos momentos, unas horas, unos días, prepárate para mostrar tus mejores
sonrisas, y si quieres, siempre según tu sentir, puedes cerrar los
ojos y surcar alegre los espacios, bailar con las estrellas y con las águilas que te acompañan, atravesar montañas, surcar mares, flotar entre
las nubes. Que ya habrá tiempos tristes y épocas de dolor que no podrás
evitar. Así que hoy, y siempre que
puedas, lanza tus campanas al vuelo y prepárate para ver las maravillas que desean tu mente y tu corazón, a veces tan loco, pero siempre tan sensible y receptivo.
La
realidad de hoy me tiene inmerso en un marco tan fantástico como es la Tierra de Biescas, donde la naturaleza me
transporta a un mundo cargado de magia y de hermosos hechizos, donde el lobo
feroz puede convertirse en Caperucita y Caperucita en una hermosa hechicera que
hace coquetos filtros de amor. El caso es que aquí
los espacios son de un purísimo color celeste, sin nube alguna que enturbie
su limpieza, el sol brilla con el máximo esplendor, sí como un preludio para cuando
llegue una noche estrellada y luminosa se tratara.
¿Cómo será el cielo o el Olimpo por
dentro? "Qué loco estas, Gabino, pero sé muy feliz dentro de tu locura", me dice una voz suave
y susurrante no del todo desconocida para el oído.
Pienso que si soy feliz no tengo por qué estar T
tarado, y
si lo estoy, ¿qué importa? Hoy renuncio a cerrar mis campos visual y mental,
que los tendré bien abiertos para no perder
detalle. ¿Me acompañan?
Una música invade mis cinco sentidos. Es la Sinfonía n 40, de Mozart. Ya he entrado en los mundos de las
maravillas, en los mundos de los grandes personajes, de las
constelaciones. Gracias, don Wolfang.
Le acompaña el otro grande de Salzburgo, Herbert Von Karajan, que ha estado
al frente de la gran orquesta en esta recepción
insospechada. Aplaudo a rabiar, y como no conozco la vergüenza pido un bis y corresponden con "Alla Turca",
a la que como es una pieza cortita, le añaden el Concierto n 2 para
piano. Y yo sin cansarme. Imagínense mi estado de ánimo. Así, hasta que Karajan pone punto final con la batuta, que un
grupo de ángeles les reclaman un
concierto en el Olimpo guerrero, a fin de calmar los ímpetus de Zeus, muy cabreado con una de sus amantes porque
se la pega con otro. Me quedo a solas con Mozart, quien me confiesa que
incidentes como este suceden todos los días, "pero no se llevan
mal, que por allí se dice que la música amansa a las fieras, y aquí también es verdad. Si es que en el
fondo, ni tan reyes ni tan dioses. Estoy emocionado y el corazón me funciona a tope frente a este genio tan universal. Le
pregunto si es cierta la enemistad que sufrían
él y Salieri, tal y como se
daba a conocer en la obra de teatro y en la película
"Amadeus", y me asegura que "eso es una falsedad". Como
muestra, en ese momento llega el otro compositor (Salieri), toma el piano y en
homenaje a su "rival" alcanza momentos sublimes con sus "Sonatas".
Sigo en
mi paraíso terrícola y me siento tan feliz que
me hasta llego a creerme poseedor del don de la ubicuidad. Pero en la Tierra de
Biescas noto ante mí que muy pronto llegará en más lindo atardecer que dará paso a las estrellas, a un mundo cargado de algunas picardías y no exento de una suave y divertida malicia.
Me
dispongo a surcar de nuevo los espacios, y el susto que me llevo al llegar a
uno de ellos es de impresión. El decorado de entrada se
asemeja aun café semimoruno, en el que me
recibe pistola en mano, un tipo duro, el jefe, que se llama Humphrey Bogart.
Sin comerlo ni beberlo me encuentro en la película
"Casablanca" (versión a mi manera) y el jefe me
dice que beba a discreción, pero que me siente y no
mueva, que allí se va armar. Suena un disparo
al aire, después otro, nos escondemos todos
por los suelos. Los nazis cantan brazo en alto,
mientras los patriotas franceses reaccionan, y yo me sumo a ellos para
cantar "La Marsellesa". Mecachis estos nazis, que con la manía que les tengo... Uno de mis momentos culminantes en el
film, es cuando me doy cuenta que entre los clientes se encuentra una Ingrid
Bergman que se halla espléndida y que es capaz de chiflar a todos los hombres. Se lo digo al
pianista y me dice que cuide, que no me meta en líos,
que la susodicha está en el local con su marido, y que para colmo es la amante del de la
gabardina con pistola en mano. En esas que me viene un tipejo alto, desgarbado,
con una cicatriz profunda en el lado derecho de su cara, y me pregunta con
desprecio que quien soy y que hago que hago allí.
Le contesto que el jefe me había dicho que bebiera lo que
quisiese y permaneciera sentado. Y con cara de pocos amigos me dice que
"como te muevas, te rajo con esta navaja por las dos caras y sabrás lo que es la sangre, como yo lo supe en su momento".
Para mi fortuna sale Ingrid en mi defensa, le dice al pájaro ese con pinta de bandido, que como me ponga la mano
encima, ella es capaz de hacer que Humphrey
descargue en él toda su ira. El
otro se lanza a correr como si de Bolt se tratase, y yo lo digo a ella, que no sé cómo agradecerle. Me da un beso
escandalosamente apasionado que me deja casi sin conocimiento, y con una
sonrisa un poco de idiota. Es cuando esta mujer sentencia: "Este puede ser
el comienzo de una hermosa amistad".
Ya se sabe
eso de que el tiempo pasará….
MANUEL ESPAÑOL
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