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EL FOGARIL / EL TIEMPO PASARÁ


Cuatro días de estancia en el Pirineo aragonés me han servido para cargar con grandes nubes pletóricas optimismo, de un humor que creía perdido. Esos nubarrones tan preciados han explotado en mi entorno y me han hecho feliz como hace pocos días no podía imaginar. Sí, sí, caerán paulatinamente las hojas de los calendarios, el tiempo pasará, las hojas amarillas, rojas y de un verde muy claro se posarán en los suelos de nuestras montañas, de nuestros parques y bosques. Y con los cambios de estaciones ofrecerán sus espectaculares imágenes e invitarán a momentos dedicados al recuerdo, a disfrutar de espectáculos inigualables que solo la naturaleza y los cambios climáticos nos pueden ofrecer. Mientras, las piedras permanecerán inalterables como testigos. Estos días he disfrutado de paraísos situados en los entornos de Lanuza, de Sallent de Gállego, de ese olimpo tan singular llamado Biescas, de las incitantes montañas de los alrededores de San Juan de la Peña, de su Monasterio, de Santa Cruz de la Serós, he pasado por los Mallos de Riglos y Agüero... Ya sé que no soy inmortal, pero con el simple recuerdo de de estos paisajes que conforman un armonioso todo, este ser asilvestrado y con ciertos aires de locura surrealista, tiene garantizado hasta el último suspiro unos sentimientos sumamente especiales que a veces entran por mis retinas, en otras ocasiones por el olfato, o también con el oído que se deleita con el trino de las aves y que llenan de vida mi más profundo interior.
Soy humano y me gusta compartir hasta mis debilidades por el sabor de las cosas más primarias, pero también sencillas y hermosas. Son las pequeñas cosas de la vida que día a día te inundan de sonrisas que nunca deben faltar.
Las imágenes de hoy pertenecen al entorno de Santa Cruz de la Serós y con ella he querido captar un sabor otoñal cargado también de un sentir romántico que personalmente me parece hermoso.

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