Ir al contenido principal

HORA BRUJA / ESCAPADA, PÁNICO Y CAPTURA




Llevo dos noches y doce horas sin dormir. Estoy agotado, exhausto. Me hallo en una sala de embarque del aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas, de Madrid, y mi destino no sé si está en Nueva York o Moscú. “No será Pekín?”, me pía Pepito Grillo, que dice estar más espabilado que yo. “Anda Pepitín, déjame echar una cabezadita, que la necesito”. ¿Me quedo o no me quedo? Es que si me duermo soy capaz de perder el vuelo hacia las estrellas y no, por ahí sí que no paso. Será mejor que me acerque a las pistas para dar una vuelta entre los aviones ver así si me despejo un poco. Me han dicho que tengo tiempo, que no me preocupe, que me avisarán en el momento oportuno. Así que me levanto del asiento, pido permiso para abrir puertas y bajar a pistas de aterrizaje; me dicen que puedo ir a donde quiera, que si deseo igualmente dar un paseo por las de despegue, no me crearán ningún problema. Pepito Grillo me dice que no me deja solo, que me acompaña. “¿Pero no soy una persona libre, capullín , y puedo ir a donde me da la gana?”. Mi concienciado imperfecto me pone de los nervios. ¿Pues no se le ocurre otra cosa que señalarme como hombre libre para pensar lo que me de la gana, pero que por aquello del qué dirán estoy obligado a seguir las normas de los demás? Ya estoy harto, le digo que me deje en paz, que no me acompañe, que me guarde el asiento de la sala de embarque para que no me lo quiten. Duda qué hacer, pero al final accede no sin antes decirme: “Debes de saber que de todo lo que pueda pasarte a partir de ahora, no tengo responsabilidad alguna. Ya me reclamarás, ya… Y no me llames Pepito Grillo, que a ti no te digo Pinocho”
Me libero de este peso pesado mental adherido a mi, pero más destalentado que yo. Siempre está dispuesto a llevarme la contraria. Lo que deseo ahora sin más preocupaciones,  es ver aviones aunque sean parados. Pues no, que no hago más que poner los pies en pistas, noto que se me cierran herméticamente las puertas que me han dado paso. Ya no puedo echar marcha atrás. Pero… ¿qué veo?  Un Airbus de las líneas americanas, desaparece ante mi en un abrir y cerrar de ojos, los dos de Ryanair que había observado con anterioridad, tampoco están. De repente una densa niebla me priva de cualquier tipo de visibilidad. Los edificios del aeropuerto tampoco están a mi alcance. ¿Por dónde estará mi Pepitín, ahora que estoy tan desconcertado y que tanto apoyo necesito? Claro, le he mandado a contemplar las musarañas…
Siento que entre este caos me voy quedando desnudo, sin ropa ni hoja de parra, y totalmente pintado de blanco, excepto los labios marcados de un rojo intenso, y los ojos de pintura azul. Me encuentro sobre una superficie enorme de asfalto y cemento y comienza a aparecer con cierta timidez la luz solar. A mi izquierda aparece una nube de humo grisáceo, que envuelve… digamos que  a diez hombres y mujeres también desnudos de pleno, pero pintados de verde. Se me acerca la nube y me entra un pánico que poco a poco crece en intensidad. Me atrapan por fin y me integran con su fuerza numérica en la nube. Me aseguran que si hago lo mismo que ellos, al final acabaré siendo un hombre verde y que todos seremos igual de ¿felices?, que el mundo tiene que ser uniforme, que eso de la libertad individual es un cuento absurdo y sin sentido que no lleva a ninguna parte, que “a quien no piense ni haga cono nosotros, le paralizaremos el cerebro para que no discurra por cuenta propia y así será siempre un individuo con suerte por estar integrado. Eso sí, por necesidad nos veremos obligados a manipularle para que nunca caiga en la desgracia de ser cabeza pensante por no estar sujeto a norma alguna. Así el mundo será mucho mejor. Todo resultará más perfecto y cabal”.
Me entra miedo, pánico. Siento la necesidad de salir de ahí como sea. Sonrío cínicamente antes de que me pongan la mano encima, y en un descuido, escapo. Quiero ser libre, me reafirmo en mi derecho a la libertad individual. Escapo en un descuido de los grises de la nube con su mente estrecha. Ahora bailo solo, grito, miro al sol, a las flores, a una gacela que corre sin barreras... No soy sumiso. He recuperado mi sonrisa en este mundo de vida flotante.
La dicha ha durado muy poco, que el impulso de mi escapada ha fatigado mi corazón, y noto que me van dando alcance los de la nube gris, que han cambiado de nuevo de tonalidad, la misma que la nube, aunque siguen desnudos cual primates que les veo. Me alcanzan, pero esta vez me paralizan el cerebro y con sus manos manchadas cubren mi cuerpo de una tonalidad más homogénea, como la de ellos. “Bienvenido –me dicen- al mundo de los alienados. Ya eres de los nuestros. Vamos a celebrarlo”.  Me pregunto que dónde, y ante mis ojos veo un letrero que dice Aeropuerto Adolfo Suárez, de Madrid Barajas. Noto una presión sobre mi hombro, y una guapa azafata me dice: “señor, señor, despierte, ¿está usted bien? Su vuelo está a punto de salir. Deme su billete, que yo misma le llevaré y le colocaré en el avión”.


MANUEL ESPAÑOL

Comentarios

Entradas populares de este blog

HORA BRUJA / LUNA LLENA EN PRIMAVERA

La luna llena en primavera siempre resulta sorprendente, vista desde donde sea. Crecen las ilusiones, se ven montañas y ríos que atrapan hasta fuera de tus órbitas, mientras la mente se dispara dando vueltas y más vueltas. Ríes, lloras de emoción por lo desconocido que te parece un mundo extraño. Es el poder de la noche que ilumina, aunque no te des cuenta, por fuera y por dentro, y hasta por donde no se ve. Aprovecho esa situación desconocida y comienzo a subir por unos relieves extraños que agitan el ritmo de tus sentimientos. Poco a poco me introduzco en una zona de lagos con ninfas juguetonas y bosques salpicados por seres traviesos que te remojan,  e incluso corceles alados  que saludan desde lo alto de la atmósfera a este alocado terrícola y eterno despistado llamado Gabino.  Y mi cuerpo sonríe, asciende despacio, sin prisas, tan solo superado por la mente quieta y callada, mientras participo de una danza que invita a bailar con la imaginación. Es el momento de recordar a B

HORA BRUJA / EL CASO DE LA MUSA SIN ROPA SOBRE UN CABALLO ALADO

Es de noche, el cielo está limpio y estrellado. Ni una sola nube enturbia la atmósfera. La observación del cosmos parece que es nítida. Hoy no está conmigo Jimena, aunque me ha dicho que llegaría pronto a casa. Abro la ventana de mi habitación y me dejo iluminar por la luz selenita. Apago la lámpara de mi mesilla y proyecto hacia fuera la mejor de mis sonrisas. Al fondo, a lo lejos, a una distancia que no sé calcular pero que me parece inacabable, no se ven mas que astros que ponen en marcha ese motor extraño llamado imaginación y que tanto activa la mente que ha de conducirnos hacia un mundo extraño. ¿Qué puede haber más allá? Quiero saber y pienso en la existencia de seres que aparentan ser humanos, o animales, e incluso medio animales, que parecen salidos de una odisea multicolor con predominio azul y aparentemente caótica, pero que aviva las dimensiones más extrañas. No sé donde va a dirigirme la mente,  acompañada, eso sí,  de toda una  vista cargada de surrea

EL CANDIL / CAÍDAS VIRTUALES QUE HACEN DAÑO

Hoy es un día triste. Me ha dado por pensar y ello siempre supone un fuerte peligro, aunque no sé para quien. Afortunadamente no tengo acceso al botón nuclear, ni capacidad para inventarlo. Y eso les salva a ustedes, insensatos lectores Que sí, piensen que en la vida hay que tener por lo menos un gramo de locura al alcance de nuestra mente, para que afloren algunas sonrisas que siempre nos vienen y a veces diluyen las malas vibraciones cargadas de sombras oscuras y rocosas. Parece que el camino de rosas ha desaparecido, o está muy ensuciado, si es que alguna vez existió. La sociedad está crispada, también si tocamos los temas que rodean la política, que en época electoral entre unos candidatos y otros se lanzan los trastos a la cabeza, a veces con aviesas intenciones. Y es que si en esta tesitura nos encontramos, resulta más que probable que tropecemos con grandes pedruscos, que también son virtuales, pero que te lanzan rodando por el monte virtual cuesta abaj