Caseta de las Brujas, en la subida de Arratiecho, en Biescas. La caminata es fácil y hermosa.
MANUEL
ESPAÑOL
¡Ay brujas brujitas, encantadoras e
inspiradoras!, y hasta algún bruxo despistado. Me abandonáis cuando más os
necesito. ¿Acaso he sido infiel?, ¿acaso os he ofendido últimamente? Pues
debéis de saber que os adoro (a ese par de bruxos que me ayudan alguna vez y
que están casi siempre en las nubes, también). Que sigo encontrándome vacío de
mente, que no tengo ideas buenas y que las malas no me atrevo a ponerlas,
porque me llamaréis de todo y además vuestra agresividad aumentará sin perdón
posible en una larga persecución a escobazos. Y os tengo miedo o ……. ¿no os
tengo miedo? Venga, brujitas a mi, que os quiero. Hoy tengo ganas de hacer
locuras. ¿”Aún más?”, me diréis. Pero
no, no os echéis a temblar. Si me prestáis una escoba mágica os acompañaré a un
sitio muy hermoso, en el que el sonido del viento parece una sinfonía, a un
lugar de muy buenas gentes, donde el sentido de la hospitalidad está arraigado
desde tiempos inmemoriales. ¡Ay! Si es que enloquezco cuando me acuerdo de mi
pueblo Biescas, el más hermoso del mundo. Jimena que es de Tarazona no está de
acuerdo conmigo. “Pero cómo vas a comparar, cariño?”, que estoy hablando del
Pirineo aragonés. Sí, soy un pelaire que ama profundamente a la Tarazona mudéjar,
con su Moncayo incluido.
Bueno, que por ahora ya vale de
concesiones. ¿Qué tal si fijamos para el encuentro un punto concreto que bien
podría ser Huesca?. Las argentinas y norteafricanas, así como del resto del
mundo mejor que vengáis con escoba, que tal y como está ahora la aviación no me
fío mucho. Conchy “una bruja buena” como es de Alquezar puede hacer todo el
viaje con montura propia sin plantearse ninguna otra alternativa. Así que
quedamos todos en El Alcoraz, visitamos
después una ciudad muy hermosa con auténticos monumentos artísticos, una
catedral y unos edificios que dejan impresionadas a las personas sensibles como
vosotras, y unos bares en los que el
tapeo y la más alta gastronomía son la perdición de los amantes de la buena
mesa. Y no me tentéis porque me está entrando un apetito… a la vez que pienso
que si fuese endocrinólogo establecería allí la consulta, porque si actuáis
como un servidor que se plantea cada poco tiempo la necesidad de adelgazar, no
os digo nada.
Después salimos hacia Biescas y si el
tiempo es bonancible y soleado sortearemos los picos del Pre Pirineo, nos
acompañarán en el vuelo los buitres, muy curiosos ellos. Aterrizaremos en la
Plaza del Ayuntamiento, donde espero que nos reciba el señor alcalde
repartiendo besos a todas vosotras menos a mi, que soy su primo. Os recibirá
igualmente un juez de paz muy especial, que es Ramón Ruba, a la vez propietario
del Hotel Casa Ruba, una institución que ha superado ampliamente el centenario
de su existencia, visitaremos el Museo La Torraza, las que queráis bañaros lo
podéis hacer en la piscina municipal, que la dejaremos solo para vosotras (no
sé si los mirones podremos evitarlos del todo), realizaremos excusiones por los
montes, lo pasaremos bien por las cascadas y disfrutaremos, eso sí, de las
gentes de Biescas que son el mejor patrimonio. Había pensado igualmente en
preparar “una sesión académica” en el Teatro del Centro Cultural l Pablo
Neruda, en la que todos estaremos obligados a presentar ponencias cuyo
requisito es prodigar el sentido del humor. ¿Qué eso es muy rollo? No os
preocupéis, que como fin de fiesta organizaremos un baile en el que vosotras,
mis brujitas, vais a estar muy solicitadas por los buenos mozos de allí. Así
que si alguna puede, preparadme a mi también una escoba segura. ¡Ay madre, lo
que voy a fardar presumiendo de tantas buenísimas amigas”. Tened por seguro que
Biescas es un lugar de gentes nobles y generosas. “Eh Ramón, eh Luis que
después de esto espero que os portéis también como corresponde, sed cariñosos y
generosos”.
Reconozco que cada día estoy más loco,
pero inofensivo, como no podría ser de otra manera. Por cierto, ¿quién se
define como bruja?
Comentarios
Publicar un comentario