Es hermoso soñar con un país amado que
años ha me tiene cautivado, que no es difícil que cualquier resorte, aun con la
mirada, ponga en funcionamiento mi
imaginación platense o porteña. Ahora me doy cuenta que tengo a mi alcance una
de las grandes maravillas de la literatura de
tan amado país: “La invención de Morel”, de Adolfo Bioy Casares, y me
vienen también a la memoria Jorge Luis
Borges, y Manuel Mújica Laínez. Mi vecino de al lado me sorprende con un disco
Carlos Gardel a todo volumen: “El día en que me quieras”. Sí, este amigo es de
los que dicen que “Carlitos, cada día canta mejor”. Le creo. Se apaga su equipo
y como estoy tan metido en la dinámica del otro lado del océano, creo apreciar
que me suena una milonga que me traslada a esa Argentina dulce y hermosa que
transmite con intensidad sublime. Mi imaginación me acerca a un lugar especial
en el que suena con todo su brío una milonga como no hay dos. Una pareja la
baila, crea y transmite su fantástica fuerza comunicadora. Todo es perfecto,
apasionado, llega al corazón envuelto en
un sentir mágico. Me contagio, quiero después salir a la pista, pero me da miedo
a romper todo el encanto. Prefiero soñar.
La luna llena en primavera siempre resulta sorprendente, vista desde donde sea. Crecen las ilusiones, se ven montañas y ríos que atrapan hasta fuera de tus órbitas, mientras la mente se dispara dando vueltas y más vueltas. Ríes, lloras de emoción por lo desconocido que te parece un mundo extraño. Es el poder de la noche que ilumina, aunque no te des cuenta, por fuera y por dentro, y hasta por donde no se ve. Aprovecho esa situación desconocida y comienzo a subir por unos relieves extraños que agitan el ritmo de tus sentimientos. Poco a poco me introduzco en una zona de lagos con ninfas juguetonas y bosques salpicados por seres traviesos que te remojan, e incluso corceles alados que saludan desde lo alto de la atmósfera a este alocado terrícola y eterno despistado llamado Gabino. Y mi cuerpo sonríe, asciende despacio, sin prisas, tan solo superado por la mente quieta y callada, mientras participo de una danza que invita a bailar con la imaginación. Es el...
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