Ir al contenido principal

HUELLAS / A SABINO RUIZ JALÓN, MI MAESTRO

Sabino Ruiz Jalon y yo, en la Redaccion de La Gaceta del Norte. Evidentemente, eran otros tiempos
Mi tiempo de los recuerdos ya ha comenzado. Algunos amigos, con  la sonrisa irónica asomando a sus labios, me dicen que ya estoy en el camino del cementerio de los elefantes. Algo de humor negro, a pesar de ser con todo el cariño del mundo, ya ponen de manifiesto. Preferiría que se refiriesen a que con el paso de los tiempos me he convertido en un “buen caldo de reserva” o en un “pata negra” del periodismo. Pero ni una cosa ni otra, prefiero pensar que he sido un trabajador honrado, aprendiz de ser humano, en búsqueda constante de la buena comunicación y de la verdad. Con el paso de los años son muchas las personas que me han dejado huella, y a las que intentaré dar cabida en un blog abierto a todas las corrientes, a todas las personas de ley, a gente que en su momento tuvo mucho que decir y que todavía escribe el futuro.
De todos he aprendido, pero si tuviese que decantarme por alguno en concreto, lo tengo bien claro: Sabino Ruiz Jalón. Riojano de una cuna a la que jamás renunció (1902), ya desde niño se trasladó a Bilbao, convirtiéndose en vasco de adopción por el amor filial a una tierra en la que desarrolló una vasta carrera intelectual y humanística, y en la que murió en 1985. Puedo decir de él, que me entusiasmó por ser un hombre sencillo y grande a la vez, al que siempre he considerado mi maestro, y que hizo que me sintiera muy feliz a lo largo de horas y horas de conversaciones sobre lo divino y lo humano, mantenidas especialmente a lo largo de mis ocho años de residencia a orillas del Nervión, donde coincidí con él en “La Gaceta del Norte”. De él destacaré siempre una de las frases pronunciadas durante la sesión inaugural de la renacida Sociedad El Sitio en 1980, a la que tuve el honor de pertenecer desde ese instante: "Dicen los pastores que las águilas vuelan solas; es verdad. Sólo necesitan el espacio infinito del cielo azul y la inmensidad de la Naturaleza para volar. Veamos en ella nuestro símbolo y, como el águila, volemos por los espacios infinitos de la Libertad y la Cultura”.
En más de una ocasión comentamos la posibilidad de que entre nosotros hubiese de por medio una grabadora, y siempre lo dejábamos para el día siguiente. Lo hicimos muy mal, pero especialmente es a mí a quien cabe culpar. ¡Cuánta sabiduría transmitía Sabino Ruiz Jalón!, ¡cuanta sabiduría perdida y que no se ha podido publicar en su intensidad! Era un conversador, un comunicador sensible y genial, y yo tuve la suerte de gozar de su amistad más sincera.
Era una joya de la generación del 27, que a los 18 años comenzó a  difundir sus conocimientos musicales sinfónicos, como crítico en el diario vespertino “La noche”. Tras de sí gozaba ya de una preparación muy especial, que se inició en la “Academia Vizcaína de Música”, pasando después al Conservatorio Superior de Bilbao, y tiempos después amplió estudios en París con Joseph Thibaud. Precisamente en el Conservatorio de Bilbao ejerció como profesor, y sus clases de Historia de la Música, eran las que mayor entusiasmo despertaban. También escribió tiempo en “El Liberal”, donde reafirmó esas condiciones que siempre quedaron reflejadas en su talante abierto y generoso. Es que, en contraposición a las corrientes carlistas, le llevaron a formar parte de un liberalismo de carácter abierto, tolerante y plural. Luego se integró en “La Gaceta del Norte”, así como en Radio Bilbao y Radio popular de Bilbao. En cualquier caso, pasear con él por las calles de Bilbao y participar en las tertulias en las que intervenía, me hizo ser testigo de momentos inolvidables, del cariño y el respeto que se le profesaba en todos los estamentos sociales e idearios políticos.
Mi amigo, mi maestro, al que también le unió una gran amistad con el Padre Donostia, era una autoridad internacional en la materia. A los 23 años había escrito “Cuatro preludios vascos”, obra con la que se alzó con el Premio Diputación de Guipúzcoa. También fue autor de dos zarzuelas y de composiciones tan celebradas como “El atalayero de Machichaco” y “Capricho Ibérico”, además de obras de cámara, ballet y sinfónicas. Tan sólo si se le preguntaba hababa de sí mismo y de la cantidad de anécdotas por él vividas, muchas de ellas alegres, y algunas tristes.
Había trabado amistad con personajes tan ilustres como Federico García Lorca, y ello le permitió disponer de sus obras completas, firmadas y dedicadas. Recuerdo que todavía se le humedecían los ojos a recordar el sentimiento por Federico“hacia el que profesé gran admiración”, como él decía. La pena es que, a causa de la guerra civil, y por circunstancias jamás deseadas, todos los libros se perdieron de sus dominios, para no aparecer nunca jamas. Recuerdo un día que actuaba en Bilbao Nuria Espert, con la obra “Doña Rosita la soltera”, así se lo comunicaba a la propia actriz, quien también se unió a la cantidad de personas admiradoras de Sabino. Y él, tan serio, pero con un gran sentido del humor, cuando la sala estaba vacía, salió al escenario y tocó al piano algunos de los compases de la música lorquiana, ante la emoción sentida por los miembros de la propia Compñía (Nuria EspertCarmen BernardosMargarita Garcia Ortega, entre otros) y por un grupo de entusiastas que gozamos del privilegio de estar ahí en ese momento tan inolvidable para nuestras vidas.
Por aquél entonces tenía la suerte personal de dirigir en el Hotel Ercilla, a través de la Sociedad el Sitio, una revista hablada. En cierta ocasión anuncié una página dedicada a “La simbología en García Lorca”, que iba a impartir un prestigioso profesor. En el momento de empezar, y como quiera que al conferenciante le surgió un imprevisto plenamente justificado, me quedé bloqueado y con la mente en blanco. Afortunadamente estaba entre el público Sabino Ruiz Jalón, y con toda mi caradura y la confianza que me daba gozar de su amistad, le dije: “Sabino, tienes que salir y hablarle al publico de tu relación con el poeta”. Su contestación fue clara: “Manolo, esto es un atraco. ¿No me lo dirás en serio?”. Le contesté que completamente en serio. Y él, como era tan buena persona y tan bondadoso, y apreció mi cara de susto, accedió a mi petición. La intervención de mi amigo fue un éxito clamoroso, nos dejó a todos con la boca abierta en señal de admiración tras su improvisada charla. Hasta la propia Susana Estrada, actriz sexi que estaba en pleno apogeo y que intervenía después, lo primero que hizo (serpiente en mano) felicitar al maestro.
Con él viajé a Bergara con motivo de un homenaje de reconocimiento que se le hacía allí, y que tuve la suerte de presentar en un teatro de dicha población. Nunca había visto nada tan emotivo y con tanto sentimiento. Allá donde fuese despertaba admiración Y él, tan humilde. Cultivaba la amistad con las grades figuras de la ópera, como Luciano Pavarotti, que solía visitarle de vez en cuando en el “bocho”, de Plácido DomingoAlfredo Kraus. En cierta ocasión le escuché mientras conversaba con Guillermo Marín, un auténtico actor contemporáneo suyo, de los que mejor ha interpretado a García Lorca. Aquello fue una delicia, un derroche de buen humor, y también de un poco de nostalgia.
Nostalgia y mucho cariño es lo que siento hacia la figura de Sabino Ruiz Jalón, un maestro, un amigo al que le debo mucho, muchísimo. Si la riqueza de las personas se midiese por la calidad de los amigos, sólo con pensar que lo he sido de él, me considero que he sido, y lo soy, porque todavía se encuentra en mi interior, la persona más rica del mundo.

MANUEL ESPAÑOL


Comentarios

Entradas populares de este blog

HORA BRUJA / LUNA LLENA EN PRIMAVERA

La luna llena en primavera siempre resulta sorprendente, vista desde donde sea. Crecen las ilusiones, se ven montañas y ríos que atrapan hasta fuera de tus órbitas, mientras la mente se dispara dando vueltas y más vueltas. Ríes, lloras de emoción por lo desconocido que te parece un mundo extraño. Es el poder de la noche que ilumina, aunque no te des cuenta, por fuera y por dentro, y hasta por donde no se ve. Aprovecho esa situación desconocida y comienzo a subir por unos relieves extraños que agitan el ritmo de tus sentimientos. Poco a poco me introduzco en una zona de lagos con ninfas juguetonas y bosques salpicados por seres traviesos que te remojan,  e incluso corceles alados  que saludan desde lo alto de la atmósfera a este alocado terrícola y eterno despistado llamado Gabino.  Y mi cuerpo sonríe, asciende despacio, sin prisas, tan solo superado por la mente quieta y callada, mientras participo de una danza que invita a bailar con la imaginación. Es el momento de recordar a B

HORA BRUJA / EL CASO DE LA MUSA SIN ROPA SOBRE UN CABALLO ALADO

Es de noche, el cielo está limpio y estrellado. Ni una sola nube enturbia la atmósfera. La observación del cosmos parece que es nítida. Hoy no está conmigo Jimena, aunque me ha dicho que llegaría pronto a casa. Abro la ventana de mi habitación y me dejo iluminar por la luz selenita. Apago la lámpara de mi mesilla y proyecto hacia fuera la mejor de mis sonrisas. Al fondo, a lo lejos, a una distancia que no sé calcular pero que me parece inacabable, no se ven mas que astros que ponen en marcha ese motor extraño llamado imaginación y que tanto activa la mente que ha de conducirnos hacia un mundo extraño. ¿Qué puede haber más allá? Quiero saber y pienso en la existencia de seres que aparentan ser humanos, o animales, e incluso medio animales, que parecen salidos de una odisea multicolor con predominio azul y aparentemente caótica, pero que aviva las dimensiones más extrañas. No sé donde va a dirigirme la mente,  acompañada, eso sí,  de toda una  vista cargada de surrea

EL CANDIL / CAÍDAS VIRTUALES QUE HACEN DAÑO

Hoy es un día triste. Me ha dado por pensar y ello siempre supone un fuerte peligro, aunque no sé para quien. Afortunadamente no tengo acceso al botón nuclear, ni capacidad para inventarlo. Y eso les salva a ustedes, insensatos lectores Que sí, piensen que en la vida hay que tener por lo menos un gramo de locura al alcance de nuestra mente, para que afloren algunas sonrisas que siempre nos vienen y a veces diluyen las malas vibraciones cargadas de sombras oscuras y rocosas. Parece que el camino de rosas ha desaparecido, o está muy ensuciado, si es que alguna vez existió. La sociedad está crispada, también si tocamos los temas que rodean la política, que en época electoral entre unos candidatos y otros se lanzan los trastos a la cabeza, a veces con aviesas intenciones. Y es que si en esta tesitura nos encontramos, resulta más que probable que tropecemos con grandes pedruscos, que también son virtuales, pero que te lanzan rodando por el monte virtual cuesta abaj