Ir al contenido principal

HORA BRUJA / CUQUI SE VA A LA MONTAÑA PREÑADA (y 2)

Dibujo realizado por mi sobrino Pablo Español Sangorrín

Lo que se propone lo lleva a cabo. Por fin la tía Cuqui, harta de estampitas, dejó plantado a don Casto y sus beatas. Que ella ya estaba, pero que muy cansada, de hablar siempre lo mismo, de lo desvergonzadas que eran las hijas del boticario que habían llegado de Canarias, de los líos de faldas del nuevo ingeniero de la empresa metalúrgica que se había instalado en el pueblo, del bar y los parroquianos que iban al establecimiento de La Casta Susana, de las nuevas infidelidades del marido de doña Felisa, que reconocía que “mi Fausto se irá de capillitas pero siempre vuelve a la catedral”. Y después estaba ese chocolate con churros y las muchas impertinencias que se decían a lo largo del mismo para marcar distancias y poner de manifiesto las bondades de los asistentes. Eso si, como había que cumplir con parroquieta, se terminaba con el rezo del Rosario y una larga letanía de arrepentimientos y buenos propósitos. Así, conciencias tranquilas.
“Venga, que ya estoy harta de tanto rezo salpicado por la malicia pecadora. Que tengo unas ganas locas de pasarlo bien al aire libre, de cantar, de reír, bailar y de gritar, de hacerle sombra a Teta Galleta”, decía Cuqui. Y dado el interés mostrado por la Montaña Preñada, todos los componentes del grupo de destarifados, nos mostramos plenamente de acuerdo. Así que tanto Cuqui, Teta Galleta, Jimena, Marcelo, Miguel y Gabino, un servidor de Cristo bendito de ustedes, y tal y como se dice por estas tierras, teníamos un cuerpo de Jota, que no había quien pudiera con nosotros. Llegó de madrugada la hora de la partida y en la puerta de Cuqui nos juntamos todos. ¿Sorprendente? El caso es que la tía abre su casa por la puerta de la cuadra y aparece subida a un caballo que también portaba unas alforjas bien cargadas. Como ella conocía perfectamente el camino iría delante, y el caballo, percherón y de un blanco muy hermoso, ponía cara de resignación ante la carga que le esperaba. Las viandas ya habían sido sabiamente colocadas, con sus correspondientes vajillas campestres, un buen vino tinto del Somontano para regar la comida, y la tía, con una cara más feliz que una perdiz. Quien protestaba un poco era Marcelo, a quien le habíamos prohibido llevar la trompeta, pero que no pudo evitar un pequeño cabreo cuando el poeta Miguel sacó su reluciente acordeón, que llevaría a lo largo del camino, según él “para meter marcha y cantar”! La tía, como buena amazona que había sido, dispuesta a conquistar sobre su montura la Montaña Preñada. Jimena llevaba un pantalón corto y un suéter ajustado sin mangas, y yo tan embobado. La nota la dio Teta Galleta -¡cómo no!_, que muy presumida ella llevaba un insinuante conjunto deportivo y un gorro para el sol a juego, y me dijo que iba de esta manera para ver si de una vez conquistaba al mastuerzo de Miguel, que ya no sabía qué tocar, y menos cuando Teta le preguntó de forma melosa, que “¿eso de Preñada que quiere decir?” Tan tonto se quedó el acordeonista improvisado, que no sabiendo cómo salir del apuro, no se le ocurrió otra cosa que arrancar con la música de La Ronda de Boltaña, y así en el aire y para el grupo de tarados, sonó “La mazurca de Mosen Bruno”, ante la risotada de la tía Cuqui, que se acordaba de don Casto, y de los dos kilos de churros que le había enviado a su casa para compartir ante las santitas damas que le iban a acompañar. Monte arriba, y más monte arriba, la música se fue apagando y la tita, riéndose todavía y con una cara muy divertida, diciéndonos de todo, también que no valíamos para nada, que nos agotábamos muy pronto, que así Miguel no iba a conquistar a Teta. Pero qué incordiadora, qué desconocida estaba. Así hasta que llegamos a un pequeño llano con una tasca espléndidamente verdosa, y una fuente de agua fría y cristalina con una pequeña hondonada para enfriar los alimentos. Era un hermoso lugar para una deliciosa fiesta campestre. Cuqui bajó del caballo y ya se disponía a organizar la intendencia y los preparativos, cuando Teta volvió a preguntar ¿Y por que se llama esta montaña la Preñada?”. Y el chico Miguel, sin palabras para contestar, dejó el acordeón en el suelo, con el brazo derecho le agarro el hombro, se la llevó unos pasos por delante de nosotros y, cuando estaban a punto de esconderse ante la maleza, al repelente de Marcelo, que seguía cabreado por no haber traído la trompeta, no se le ocurrió otra cosa que gritar: “¡¡¡¡¡¡¡¡Migueeeeelllllll, que se te ha caído el acordeón en un charco!!!!!!! Total, que tanto él como ella volvieron prontamente con cara de fastidio, y cuando la nueva pareja se dio cuenta de la broma, a Miguel especialmente le entraron ganas de liarse a palos con el trompetista que espantaba hasta a las vacas de su pueblo cuando tocaba. Un rato largo después todo parecía más calmado y ya se había agotado el contenido de una de las garrafas, Marcelo recibió una buena ducha refrescante de cinco litros de agua fría, ante la guasa de todos los presentes. Para mas juerga, entre risas y verdades, mi primo amenazó al poeta romántico y embobado con Teta, con tocar la trompeta dos noches seguidas a la puerta de su casa. Y las canciones de La Ronda de Boltaña siguieron sonando, y entre trago y trago se escuchaba alegremente “Dale al porrón”.
Ah, que no me acordaba que según cuenta la leyenda.... “Calla Gabnino -me dice Jimena tapándome la boca- ¿me contarás lo de la Montaña Preñada? Explícamelo paso a paso”. Lo oye Cuqui, que le grita a Marcelo: “Anda trompetista mío, que como tu y yo no tenemos nada que hacer, súbete conmigo a este pobre caballo que se pasa de bueno, y dejemos a estos que se pierdan por el monte”.

MANUEL ESPAÑOL

Comentarios

Entradas populares de este blog

HORA BRUJA / LUNA LLENA EN PRIMAVERA

La luna llena en primavera siempre resulta sorprendente, vista desde donde sea. Crecen las ilusiones, se ven montañas y ríos que atrapan hasta fuera de tus órbitas, mientras la mente se dispara dando vueltas y más vueltas. Ríes, lloras de emoción por lo desconocido que te parece un mundo extraño. Es el poder de la noche que ilumina, aunque no te des cuenta, por fuera y por dentro, y hasta por donde no se ve. Aprovecho esa situación desconocida y comienzo a subir por unos relieves extraños que agitan el ritmo de tus sentimientos. Poco a poco me introduzco en una zona de lagos con ninfas juguetonas y bosques salpicados por seres traviesos que te remojan,  e incluso corceles alados  que saludan desde lo alto de la atmósfera a este alocado terrícola y eterno despistado llamado Gabino.  Y mi cuerpo sonríe, asciende despacio, sin prisas, tan solo superado por la mente quieta y callada, mientras participo de una danza que invita a bailar con la imaginación. Es el momento de recordar a B

HORA BRUJA / EL CASO DE LA MUSA SIN ROPA SOBRE UN CABALLO ALADO

Es de noche, el cielo está limpio y estrellado. Ni una sola nube enturbia la atmósfera. La observación del cosmos parece que es nítida. Hoy no está conmigo Jimena, aunque me ha dicho que llegaría pronto a casa. Abro la ventana de mi habitación y me dejo iluminar por la luz selenita. Apago la lámpara de mi mesilla y proyecto hacia fuera la mejor de mis sonrisas. Al fondo, a lo lejos, a una distancia que no sé calcular pero que me parece inacabable, no se ven mas que astros que ponen en marcha ese motor extraño llamado imaginación y que tanto activa la mente que ha de conducirnos hacia un mundo extraño. ¿Qué puede haber más allá? Quiero saber y pienso en la existencia de seres que aparentan ser humanos, o animales, e incluso medio animales, que parecen salidos de una odisea multicolor con predominio azul y aparentemente caótica, pero que aviva las dimensiones más extrañas. No sé donde va a dirigirme la mente,  acompañada, eso sí,  de toda una  vista cargada de surrea

EL CANDIL / CAÍDAS VIRTUALES QUE HACEN DAÑO

Hoy es un día triste. Me ha dado por pensar y ello siempre supone un fuerte peligro, aunque no sé para quien. Afortunadamente no tengo acceso al botón nuclear, ni capacidad para inventarlo. Y eso les salva a ustedes, insensatos lectores Que sí, piensen que en la vida hay que tener por lo menos un gramo de locura al alcance de nuestra mente, para que afloren algunas sonrisas que siempre nos vienen y a veces diluyen las malas vibraciones cargadas de sombras oscuras y rocosas. Parece que el camino de rosas ha desaparecido, o está muy ensuciado, si es que alguna vez existió. La sociedad está crispada, también si tocamos los temas que rodean la política, que en época electoral entre unos candidatos y otros se lanzan los trastos a la cabeza, a veces con aviesas intenciones. Y es que si en esta tesitura nos encontramos, resulta más que probable que tropecemos con grandes pedruscos, que también son virtuales, pero que te lanzan rodando por el monte virtual cuesta abaj